Cuando los adolescentes parecen adultos trastornados: terapia gestalt para niños y adolescentes

Cuando los adolescentes parecen adultos trastornados: terapia Gestalt aplicada a niños y adolescentes por Domingo de Mingo Buide

1) La adolescencia como experiencia de frontera

La adolescencia es una etapa de crisis y ruptura con momentos dramáticos y situaciones límite. Supone dar entrada a una gradual separación de la familia, aunque el adolescente no tenga mucha conciencia de ello. La forma de expresión puede recordar a los adultos disfuncionales. La diferencia que plantean frente a estos tiene que ver con una necesidad de ajuste en su desarrollo, más que una patología caracterial. La rabia y el enfado sirven para marcar territorio y buscar sensación de solidez. Las provocaciones y las actividades prohibidas pueden convertirse en rituales y la necesidad urgente de otra identidad aparece como figura emergente. A pesar de todo al adolescente le preocupa lo que sus padres piensen de él, así como lo que también puedan pensar determinados adultos de su entorno.

El adolescente puede hacer las cosas que hacen los adultos, sin embargo, al no disponer de recursos carece de un fondo experiencial. Esto le deja perdido, solo y con pocas posibilidades de acción. Emocionalmente experimentará miedo e inseguridad que pueden transformarse en acciones que van desde la impotencia a la omnipotencia.

Los adultos que le rodean no saben cómo responder frente a ese “otro” que de repente cambia de niño a adolescente. Esto a su vez actualiza las vivencias personales que han tenido de esa etapa los que ahora son padres o adultos cercanos, proyectándolas en el adolescente, siendo que la relación puede convertirse más en obstáculo que en apoyo.

Esta etapa puede convertirse en la travesía del desierto. El crecimiento no es fácil y tiene lugar cuando se corre el riesgo de asimilar y metabolizar lo desconocido, incorporándolo y volviéndolo conocido.

“Un organismo vive fundamentalmente en su entorno, manteniendo su diferencia, y lo que es más importante, asimilando el entorno para nutrir su diferencia… lo elegido y asimilado siempre es algo nuevo; el organismo sobrevive asimilando lo nuevo, cambiando y creciendo. Por ejemplo, el alimento, como Aristóteles decía, es aquello “desigual” que puede llegar a ser “igual”, y en el proceso de asimilación, el organismo es transformado a su vez”. (Perls, Hefferline y Goodman, 1.951, 2006, p. 9).

El ajuste creativo es una forma de contacto con el entorno que puede producir sufrimiento e incomprensión. Esto posibilita, que desde una mirada clínica y para nada fenomenológica ni existencial, la conducta del adolescente pueda ser inscrita en cuadros psicopatológicos, cuando realmente son solo determinadas formas de reaccionar ante el entorno como inexpertos aprendices de adultos.

2) Preadolescencia y adolescencia

De la adolescencia podemos decir que es un proceso evolutivo complicado y turbulento, donde se dan cambios de gran intensidad, y supone una alteración fundamental del estado existencial. Emerge con la pubertad, en lo que podemos llamar pre-adolescencia entre los 10 y los 16 años. Se manifiesta en los cambios físicos y biológicos relacionados con el inicio de la maduración sexual más que con cambios psicosociales y culturales, que aparecerán más adelante y que conformarán su identidad en lo que se llama propiamente adolescencia. El cómo se vivan esos cambios biológicos tendrá consecuencias tanto a nivel psicológico como a nivel social, con una importancia fundamental en el autoconcepto y la autoestima.

Podemos decir que lo esperable de la adolescencia es que termine sobre los veintipocos años, ya que las características de cada etapa varían en cada individuo, aunque pueden darse traumas de origen añadidos. En este tránsito, nuestro trabajo como terapeutas consistirá en dar seguridad y apoyo cuando los adolescentes se encuentren con dificultades. Estas tienen que ver fundamentalmente con contacto y relación, tanto con uno mismo como con el entorno, ambos en continuo cambio y movimiento. Esto da entrada a una nueva forma de existencia, posibilitando una redefinición personal.

En gestalt disponemos de una teoría de desarrollo en el origen (Salonia, 2.013) que abre un horizonte en la evolutiva de las personas, y aunque no dispongamos de una teoría del desarrollo sobre la adolescencia, necesitamos dar entrada a la expansión del espacio vital que comienza en el origen y se desarrolla en el tiempo. Margarita Spagnuolo-Lobb (2.013) habla del desarrollo polifónico de los dominios desde un enfoque fenomenológico, que consiste en recoger por parte del observador los primeros ajustes experienciales del infante, que no se ajustarán a etapas, sino que van a estar presentes de forma continuada en todo nuestro recorrido vital. Entenderemos por dominio un conjunto de competencias que posibilitan el contacto y que a la vez se relacionan con otras capacidades que posibilitan el fondo de la experiencia presente.

Hasta llegar a la adolescencia el self infantil es el mismo que el del campo familiar, manifestándose como un aspecto implícito del fondo, y se vive sin que emerjan aspectos reflexivos, que poco a poco irán apareciendo en la “tensión creativa” que se da entre el organismo del adolescente y el entorno y que posibilitará su sentido de identidad personal.

3) Las funciones de contacto en el adolescente

Del self podemos decir que es la experiencia de estar en el mundo y es la frontera-contacto del organismo-entorno activos. La elección de una determinada posibilidad de existencia que conlleve una vida habitable en el adolescente solo puede darse con los apoyos que ofrezca el entorno, alejándonos de la concepción de fatalidad y destino. En el adolescente la función ello del self, aparece en la excitación de la energía y tensión que se carga o libera, y sobre todo en su sexualidad emergente. También aparece en una sensación de fusión-confusión vagamente percibida que viene del fondo y penetra poco a poco en el organismo. La tensión se experimenta como incomodidad mientras que el alivio de la tensión se experimenta como placer.

En cuanto a la función yo, aparece fundamentalmente en las nuevas elecciones de identificación o rechazo y toma cuerpo en las nuevas amistades, nuevos espacios de relación, etc.

La función personalidad toma cuerpo en su propia existencia como adolescentes, en lo que van descubriendo de ellos mismos y configura su historia. Los roles y las máscaras que adoptan pueden ser un ejemplo.

En psicoterapia con adolescentes, necesitamos tener en cuenta la relación que éste establece con las figuras parentales y con el resto de la familia. También es importante ver el espacio relacional formado por el adolescente, las figuras parentales y el terapeuta, y desde ahí trabajar todos juntos en la realización de aspectos inconclusos relacionales. Esto no está reñido con un trabajo personal del adolescente en solitario si está dispuesto a aceptarlo.

4) Personalidad y ajustes

La personalidad desde un enfoque gestalt tiene que ver con el conjunto de representaciones que el individuo hace de sí mismo en relación a su entorno y es una función donde se ponen de manifiesto los cambios. Por otra parte, la historia del diagnóstico clínico define los trastornos de personalidad como una perturbación del individuo con su consecuente fracaso adaptativo, convirtiéndole en una isla frente al entorno. Actualmente el DSM V como uno de los representantes más importante de este tipo de diagnóstico, y a pesar de sus contradicciones e insuficiencias, conserva un modelo categorial basado en los síntomas e intenta dar entrada, sin conseguirlo, a un modelo dimensional (psicosocial) sobre todo para nuevas revisiones. Esto en sí mismo ya supone una posibilidad de cambio de paradigma, que no se da de momento, siendo que “la clasificación dimensional del DSM V se hace más explícita en los Trastornos de personalidad” (Sandin, Chorot, y Valiente, 2.016, p. 153).

El DSM V como forma de diagnóstico es el más conocido y utilizado hasta el momento por los profesionales de nuestro sistema de salud, tanto a nivel nacional como internacional. A través de ellos nos pueden llegar informes, diagnósticos o algún otro tipo de información o interrelación que no podemos ignorar y aunque carezca de una mirada fenomenológica y existencial, necesitamos añadirla desde nuestro enfoque para poder clarificar el caso en el que estemos trabajando.

Desde nuestro enfoque “La definición del trastorno de personalidad recubre tipos de experiencia de nuestro propio contexto social, así como perfiles patológicos que en el pasado eran entendidos de diferentes maneras… siendo que la imposibilidad de llegar al otro es una experiencia compartida por todos los trastornos de personalidad (Gecele, 2013, p. 607-608).

Desde la perspectiva gestáltica, la psicopatología se convierte en el ajuste de un individuo con su entorno. El trastorno se convierte en una forma creativa de relación, entendido esto en nuestro caso, como la mejor manera que el adolescente tiene de manejarse en el mundo y encontrar su lugar en él. Aquí entran en juego las formas de adaptación y resistencia al contacto, siendo que la frontera-contacto siempre está activa, y es lugar donde se dan las relaciones y sus dificultades.

Desde la gestalt, Perls, y más tarde la aportación complementaria de otros autores, ponen la mirada en el proceso que genera la experiencia de satisfacción de necesidades en relación al entorno. Esto se conceptualizara en un ciclo vital, con una serie de fases que sirven para ver qué ocurre y en qué lugar se producen los ajustes. La finalidad de este ciclo consiste en presentar de forma didáctica cómo se mueve esa energía.

En relación al adolescente podemos decir que los mecanismos de adaptación que suelen aparecer se conforman desde lo siguiente:

1) Confluencia: Se funde y confunde con sus iguales y deja de hacerlo con su familia. “mi familia son mis amigos”.

2) Introyección: posibilita la socialización en las subculturas adolescentes, en las que empieza a moverse, con sus propias normas, valores y costumbres, a veces provocativas.

3) Proyección: sobretodo en su miedo a salir al mundo y buscar un lugar en él.

4) Retroflexión: en los ajustes creativos que emplean y se hacen (conductas destructivas, depresivas, etc…).

5) Deflexión: en sus formas de enfriar el contacto, sobre todo con la familia.

6) Egotismo: desde conductas maniacas que impliquen control, triunfo y desprecio.

Esta es la primera parte del capítulo que puede verse completo en el libro titulado “La pequeña tribu”: Terapia Gestalt aplicada a niños y adolescentes. Compilador Quim Mesalles. Barcelona, ed. Comanegra, 2.019.

REFERENCIAS

Gacele, M. (2013). Experiencias bipolares. G. Francesetti, M. Gacele y J. Roubal (ed.). Terapia Gestalt en la práctica clínica: de la psicopatología a la estética del contacto. Madrid: Asociación cultural los libros del CTP.

Perls, F.S., Hefferline, R.E. y Goodman, P. (1951, 2006). Terapia Gestalt: excitación y crecimiento de la personalidad humana. 3ª ed. Ferrol: Sociedad de Cultura Valle-Inclán.

Salonia, G. (2013). Terapia Gestalt y teorías del desarrollo. G. Francesetti, M. Gacele y J. Roubal (ed.). Terapia Gestalt en la práctica clínica: de la psicopatología a la estética del contacto. Madrid: Asociación cultural los libros del CTP.

Sandin, B., Chorot, P. y Valiente, R.M. (2016). TCC de los trastornos de ansiedad: innovaciones en niños y adolescentes. Madrid: Klinik.

Spagnuolo-Lobb, M. (2013). La perspectiva del desarrollo en terapia Gestalt: el desarrollo polifónico de los dominios. G. Francesetti, M. Gacele y J. Roubal (ed.). Terapia Gestalt en la práctica clínica: de la psicopatología a la estética del contacto. Madrid: Asociación cultural los libros del CTP.

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