Meditación

En la tradición occidental la meditación se ha entendido como el acto de meditar, es decir, reflexionar sobre una cosa con profunda atención o discurrir sobre los medios necesarios para conocerla o conseguirla. Y de forma más amplia meditar también se ha relacionado con las actividades propias de la filosofía, hasta el punto de que hay filósofos que titularon así algunas de sus obras, tal es el caso de las  «Meditaciones metafísicas» de Descartes o las «Meditaciones» de Marco Aurelio. Pensar, discurrir, reflexionar, filosofar con ayuda del intelecto para conocer la realidad, son algunas de los significados de la palabra «meditar» en occidente. Además en un sentido religioso «meditar» se utiliza para referirse a una práctica que consiste en reflexionar de manera profunda sobre un misterio de la fe o sobre alguna materia moral con la finalidad de obtener algún fruto espiritual, como sucede por ejemplo en el contexto del cristianismo.

Sin embargo, en la tradición oriental, la meditación se puede definir como la práctica de la observación de la mente, una práctica que si se realiza de forma correcta y sistemática puede llevar a la liberación del sufrimiento, lo que en el budismo se ha llamado despertar o iluminación.

Podemos ver que la meditación está presente en muchas tradiciones espirituales y en cada una de ellas adopta rasgos distintivos, sin embargo, es en la tradición budista donde se desarrolló un método más perfeccionado, que es posible seguir sin tener por ello que practicar el budismo como religión.

En el budismo se distinguen dos grandes corrientes, por una parte el budismo theravada se ha especializado en la práctica de la meditación vipassana, por otra parte en el budismo mahayana se desarrollaron la meditación zen y la meditación vajrayana (Tibet).

Más allá de su entronque en una tradición religiosa la meditación budista constituye un método (o un conjunto de métodos) claro y susceptible de ser practicado de forma transversal a cualquier corriente espiritual o desde una espiritualidad laica.

Dhamma

Dhamma o Dharma es un término polisémico, ya utilizado en la tradición hindú antigua, que significa, entre otros, «fenómeno», «objeto», «objeto de la mente», «ley natural» o «Ley de la liberación» (enseñanza de una persona que ha alcanzado el despertar. Sin embargo, su significado más común es «conjunto de enseñanzas y prácticas que provienen de Buda Sakyamuni». El Dharma, entendido del último modo citado, hunde sus raíces en tradiciones muy antiguas, ha evolucionado a lo largo de los siglos y aún lo sigue haciendo a pesar de que su contenido esencial permanece inalterado.

Meditación vipassana

Vipassana es una palabra en pali que significa «clara visión» y remite al insight profundo que supone «ver las cosas tal como son en realidad». Es la práctica de meditación budista más antigua y se ha conservado fundamentalmente en Sri Lanka y en el Sudeste Asiático hasta su expansión por occidente en el siglo XX. Parece ser que la enseñanza y la práctica del método vipassana casi se perdió debido a que los monasterios budistas theravada donde se conservaba se dedicaban más a prácticas rituales y ceremoniales y a ejercer, en cierto modo, de instituciones religiosas del momento. Un momento clave para la preservación de la meditación vipassana fué un concilio cebrado en Birmania entre los años 1954 y 1956 en el que Mahasi Sayadaw (1904-1982), un monje birmano, estuvo encargado de dirigir las preguntas sobre el Dhamma. Mahasi Sayadaw tuvo un impacto decisivo en la difusión de la meditación vipassana en oriente y occidente según el método que aprendió de su maestro Mingun Sayadaw (1968-1955).

Desde entonces se han desarrollado distintas formas de aproximarse a la meditación vipassana que, en general, preservan lo esencial y se diferencian en hacer mayor énfasis en algunos aspectos que en otros. Entre ellas están la enseñanza transmitida por Sayagyi U Ba Khin (Birmania) a Goenka, la representada por maestros tailandeses como Ajahn Chah y Dhiravamsa o la difundida por occidentales, que la aprendieron en oriente, como Joseph Goldstein, Sharon Salzberg y Jack Kornfield.

Mindfulness

En los años 60 y 70 del siglo XX la meditación vipassana llega a occidente de la mano de monjes orientales y de occidentales laicos que la habían aprendido de maestros orientales como los citados más arriba. En 1979 Jon Kabat Zinn, un médico y practicante de yoga estadounidense aprende el método vipassana en la «Insight Meditation Society» de Massachusetts (dirigida por Goldstein, Salzberg y Kornfield) y decide desarrollar un nuevo método de enseñanza potencialmente más asequible para una sociedad occidental laica. En un principio aplica este método a sus pacientes para ayudarles a manejar el estrés y a partir de sus exitosas experiencias desarrolla el MBSR (Programa de reducción del estrés basado en mindfulness). Desde entonces su éxito va en aumento y el Mindfulness se desarrolla cada vez más en el ámbito de la aplicación psicoeducativa y clínica y en la investigación científica con el apoyo de la psicología y las neurociencias.

Cabe preguntarse entonces en qué se diferencia la meditación vipassana del mindfulness. Una respuesta simple es que en el fondo es lo mismo, sin embargo, tradicionalmente existen algunas diferencias que vamos a apuntar aquí:

  • Cómo se difunde:
    • Vipassana: la persona que siente la necesidad busca alguien que le enseñe y un grupo con el que practicar (Shangha). Deriva de la tradición transmitida de maestro a discípulo.
    • Mindfulness: se hace publicidad y se organizan cursos con diferentes grupos y contextos. Es objeto de investigación científica.
  • Quién está capacitado para enseñarlo:
    • Vipassana: un maestro o un practicante avanzado.
    • Mindfulness: un instructor con formación en Mindfulness.
  • Forma de enseñarlo:
    • Vipassana: la base es la práctica personal, se va aprendiendo conforme la práctica avanza.
    • Mindfulness: se dan instrucciones detalladas, se plantean con antelación las dificultades que puedan surgir, hay más espacio para la puesta en común de las experiencias de cada uno.
  • Objetivos:
    • Vipassana: el despertar, la liberación del sufrimiento, el Nibbana.
    • Mindfulness: reducir el estrés, ayudar en el tratamiento de dificultades emocionales (psicología), alcanzar mayor satisfacción vital y bienestar.

Las diferencias indicadas más arriba no son rígidas y pueden presentarse de forma más compleja y variada.

Practicar meditación / Mindfulness

La práctica de la meditación es algo muy sencillo, en síntesis es simplemente sentarse en una postura cómoda, con la espina dorsal recta, sin apoyar la espalda y con una ligera basculación de la pelvis para adoptar su curvatura natural y, sin moverse, mantenerse atento a la sucesión de los procesos físicos y mentales que acontecen sin implicarse en ellos. Hacer esto durante un mínimo de 20 minutos y convertirlo en una práctica cotidiana, al menos una vez al día. Es fácil de entender y la experiencia nos demuestra que no es tan fácil de hacer. Cuando una persona se sienta por primera vez, probablemente de lo primero que se de cuenta es del torbellino de pensamientos, juicios, evaluaciones y demás contenisdos mentales que captan su atención, la tentación, avalada por la costumbre será seguir el flujon de los pensamientos, enredarse con ellos… y cuando hace esto ya ha dejado de seguir la sencilla instrucción que indicamos al principio, a saber, estar atento a los procesos físicos y mentales sin involucrarse con ellos. Otras veces en ese sentarse a meditar surgirán sensaciones físicas que demandan «urgentemente» mover el cuerpo, una incomodidad, una pierna dormida, un picor aquí o alla, aunque la instrucción inicial era no moverse el primer impulso será hacerlo, mover un poco esa pierna, ajustar mejor la espalda, rascarse, etc. y cuando hace eso la persona ya ha dejado de seguir la instrucción inicial. E incluso otras veces puede que le vengan a la mente dudas o juicios sobre sí mismo, sobre la práctica que está haciendo o sobre la competencia del que la enseña, «¿lo estaré haciendo bien?», «esto no es para mí», «este que lo enseña no parece un maestro de meditación», etc., si les hace caso, si los sigue, es probable que encuentre buenas razones para dejar de meditar. Si a pesar de todo esto permanece practicando y vuelve a practicar el día siguiente podrá observar ¡que le vuelven a suceder eventos similares! Entonces ¿para qué meditar?, ¿donde están esa calma, esa relajación, ese bienestar que nos prometen que nos va a traer la meditación?

Pues bien, si se persevera en la práctica, aumentarán esos momentos de calma, la persona se volverá menos reactiva, aumentará la sensación subjetiva de bienestar y se irá desarrollando una forma diferente de estar en los momentos de insatisfacción o sufrimiento que también forman parte de la vida. Sin embargo, esa calma, ese bienestar, son efectos secundarios positivos que seguramente llegarán y no son el objetivo ni responden al para qué meditamos. Meditamos para favorecer un desarrollo interior, para cultivar sabiduría a través de la observación amable y perseverante de nuestros procesos físicos y mentales, en definitiva para salir de la trampa de la insatisfacción crónica universal en la que vivimos.

Se puede meditar solo pero es dificil, sentarse a meditar todos los días a la misma hora y repetir esta práctica una y otra vez, día tras día, se encuentra con obstáculos importantes. No hay más que probar a hacerlo para darse cuenta de ello. Es por eso que resulta mucho más fácil meditar en grupo, tener un grupo de apoyo y una persona de referencia (enseñante) que nos acompañen en la meditación.

Referencias

Fernando Rodríguez Bornaechea. Mindfulness: la atención consciente. Barcelona: Kairós, 2019.

William Hurt. Meditación vipassana: el arte de vivir». Buenos Aires: Metta, 2009.