Mi experiencia con la Terapia Gestalt

¿Terapia Gestalt? Nada sabía de esto y no podía imaginarme cuánto iba a suponer en mi vida. Hace años la conocí de la mano de unos amigos, familia hoy ya. Me llamó la atención ese vocabulario tan particular y extraño para mí: “conciencia”, “darse cuenta”, poder poner atención a lo que realmente ocurre a mi alrededor, de verdad, sin suponer, sin interpretar, a lo que de verdad me mueve las tripas; “responsabilidad”, pero la de una misma, no la que se le exige a los demás; “eso es suyo”, qué liberación poder descubrir que no todo tiene que ver con una; “validar”, lo de los demás, pero también lo propio; “¿cómo te sientes? Sentir… ¿qué es eso? ¿hay que sentir sí o sí?

Al principio todo eran descubrimientos, increíbles todos, cada ínfima cosa era como una gran revelación, cuan niña pequeña que explora el espacio, solo que ahí el espacio era yo misma. Algunos descubrimientos, muchos de ellos siendo honesta, no son fáciles de atravesar. Porque es difícil abrir las entrañas y reconocer que hay partes “sucias” que no quiero que los demás vean, y que, muchas veces, se las rebotamos a los demás porque se hace muy duro reconocerlas en mí misma. Guardé esas partes cuidadosamente para que nadie se diese cuenta de las heridas tan tremendas que una se va haciendo en el camino. Pero hay que entrar ahí, y descubro que, lejos de hacerme daño, me hace crecer. Y así, me voy dejando cada día más, entregándome en cada trabajo más, dejándome ayudar por quienes, por haber crecido en esto antes que yo, pueden acompañarme en mis descubrimientos.

He atravesado años muy duros, cargados de mucho dolor e incertidumbres, que, sinceramente, no sé cómo podría haberlos atravesado sin el sostén y acompañamiento de mi formación, desde donde los terapeutas han ido desgranando cada dolor, cada enfado, cada bloqueo… para que pudiera poner claridad en todo lo que me estaba pasando; y en donde unas grandes compañeras me facilitaron ser yo misma, con su comprensión, con su exposición y con sus también dolores y heridas mostradas, que me permitieron darme cuenta de que no estoy sola, de que hay muchas personas heridas, y que nos necesitamos.

A día de hoy, me siento afortunada de haber descubierto la Terapia Gestalt y os doy las gracias infinitas, amigos Vicente y Lucía, por habérmela presentado; y te doy las gracias Fran, mi marido, por haberme facilitado que pudiera llevar a cabo este proceso; y doy las gracias al Universo por haber puesto en mi camino a grandes personas, humanas, amorosas, que me alivian y reconfortan: gracias Fernando, gracias Nieves, gracias Be; y doy las gracias a sitios como Espacio Humano por crear lugares desde donde esto pueda llevarse a cabo.

Rita Carlota Fernández

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